Abadía de San Clemente a Casauria

La Abadía de San Clemente a Casauria de Castiglione a Casauria (Pe), uno de los más sublimes testimonios de la centralidad histórica, artística y económica de nuestra región fuerte y suave en la Edad Media, te encantará por la silenciosa santidad de sus estancias, tan indispensables y a la vez tan apreciadas.

Este espléndido complejo benedictino, del que se narran los acontecimientos desde sus orígenes hasta 1182 en el Chronicon Casauriense, no es sólo un magnífico ejemplo de arquitectura medieval, sino también un importante centro cultural y religioso que ha señalado de forma profunda la historia de los Abruzos.

Construida en 871 a petición del emperador Luis II, se convirtió rápidamente en un centro de referencia en el sur para el imperio franco, gracias a su privilegiada posición estratégica a lo largo del trazado de la Vía Valeria. En las últimas décadas del 900 d.C. sufrió considerables daños: en 951 debido a las incursiones sarracenas y en 990 a causa de un terremoto que azotó la región. Gracias al abad Leonato, la abadía renació, en la segunda mitad del siglo XII, convirtiéndose en un centro monástico fundamental, inspirado en el cercano Montecassino.

Formada por tres naves, el exterior está adornado por el pórtico tripartito con tres arcos de medio punto que corresponden a los tres portales de entrada, decorados con refinados ornamentos. El arco de la entrada central tiene puertas de bronce en las que se conservan 48 de las 72 losas originales.

Al entrar, te atrapará la mirada el púlpito del siglo XII, decorado con frisos que enmarcan soberbios rosetones. Este ambón es una obra maestra de la escultura medieval, que representa escenas del Nuevo Testamento y simbología cristiana. Al mirar a tu alrededor, no puedes dejar de fijarte en el candelabro para el cirio pascual y en el copón del siglo XIV, tallado a partir de un sarcófago paleocristiano y adornado con decoración floral.

La Abadía de San Clemente a Casauria no es sólo un lugar de adoración, también es un sitio de gran interés cultural que ha sido proclamado monumento nacional. Además de su belleza arquitectónica y artística, la abadía es sede de eventos culturales, conciertos y manifestaciones que realzan su rico patrimonio histórico.

Una verdadera joya, cargada de historia y arte, que sigue siendo testigo de la grandeza de los Abruzos en el pasado.

Ph credit: Arianna Grillo